Todo el mundo que ha viajado a una parte del mundo diferente de la que se crió afirma que el contacto con otras culturas y paisajes "abre" la cabeza y expone a los cinco sentidos a nuevas sensaciones.
Eso es lo que les pasa a todos los turistas que llegan a la provincia filipina de Bohol para conocer a las famosas "Colinas de Chocolate", un majestuosa formación geológica que impacta tanto a la vista como al gusto.
En realidad, las Colinas de Chocolate son alrededor de 1.260 conos en formas de colinas de aproximadamente el mismo tamaño, repartidos en una superficie de alrededor de 50 kilómetros cuadrados.
Estas colinas están cubiertas de hierba verde que se vuelve marrón durante la estación seca -en mayo- y es ese el origen de su marketinero nombre.
La leyenda heredada de las tribus locales sostienen que las colinas son las lágrimas secas de un gigante llamado Arogo, que lloró y lloró tras la muerte de su amada.
Según el tipo de luz y la época, más que bombones o lágrimas, la isla parece un campo minado por esas elevaciones de arena que indican la presencia de nidos subterráneos de hormigas.
Las Colinas de Chocolate son una famosa atracción turística de Filipinas. De hecho, dos de estos "bombones" se convirtieron en resorts de lujo, y en una de las colinas hay una estación con unas panorámicas vistas para lograr una foto de ensueño. Y en los restaurantes de la zona, claro, todos los postres ofrecen chocolate, porque después de "ver" algo tan rico, los turistas no pueden quedarse con las ganas de probarlo.